sábado, 6 de diciembre de 2025

Teatro y Fiesta: cómo los Reales Estudios transformaron la cultura del Madrid barroco

Descubre cómo los Reales Estudios de Madrid se convirtieron en un centro clave del teatro, la poesía y las fiestas barrocas del Siglo de Oro español.

Vista de Madrid en la época de Felipe IV

Los Reales Estudios de Madrid: un laboratorio de fiesta, arte y literatura en el Siglo de Oro

El Siglo de Oro español no solo brilló en los grandes teatros o en los libros de sus autores más célebres. También tuvo un escenario privilegiado dentro de los muros del Colegio Imperial de Madrid, uno de los centros educativos más influyentes de la Compañía de Jesús. Allí, entre aulas, patios y templos, se gestó una intensa actividad festiva y literaria que marcó a generaciones de escritores y contribuyó a moldear la cultura pública de la capital.

Este artículo explora cómo los Reales Estudios se convirtieron en una auténtica fábrica de fiestas, donde se fusionaban poesía, teatro, música, arquitectura efímera e intensas ceremonias religiosas y civiles.

Libro de las Honras que hizo el Colegio de la Compañía de Jesús de Madrid  a la memoria de la Emperatriz  María de Austria


Un colegio con ambiciones imperiales

Fundado en 1572 y transformado radicalmente en 1603 gracias al legado de María de Austria, el Colegio Imperial pasó de ser un centro docente más a un faro cultural con ambiciones de convertirse en referente universitario. Aunque las universidades de Salamanca y Alcalá bloquearon ese proyecto, se crearon los famosos Reales Estudios, con cátedras innovadoras que atrajeron a profesores, estudiantes y a la élite intelectual madrileña.

En este ambiente, la fiesta no era un mero entretenimiento: era un acto educativo, político y simbólico.


Las “Relaciones de fiestas”: crónicas que conservan la memoria

Una de las mayores riquezas del Colegio Imperial fueron sus Relaciones de fiestas, textos impresos que describían con detalle procesiones, funerales, canonizaciones, inauguraciones o representaciones teatrales.

Libro de las Honras que hizo el Colegio de la Compañía de Jesús de Madrid  a la Emperatriz Dña María de Austria a 21 de Abril de 1603


Estas relaciones funcionan hoy como auténticas ventanas al pasado, y muestran:

Cómo se decoraba el colegio con escenografías monumentales.

Qué poemas se recitaban o se colgaban en las paredes.

Qué diálogos, comedias o autos se representaban.

Qué figuras —desde reyes hasta embajadores— asistían a los actos.

Muchas de ellas son auténticos libros con grabados, poesías, sermones y descripciones minuciosas. Algunas fueron redactadas por jesuitas de la casa bajo seudónimo, lo que garantizaba información de primera mano.

Herrera 'el Mozo' se suma a la primavera barroca del Museo Nacional del Prado


El reino de la poesía: Lope, Calderón y las grandes justas

Entre los muros del Colegio Imperial floreció una intensa vida poética. Además de los textos creados para decorar iglesias y patios —la llamada poesía mural—, destacaron especialmente las justas poéticas, auténticos concursos literarios del Siglo de Oro.

En 1622, por ejemplo, mientras la ciudad celebraba la canonización de San Isidro, el Colegio organizó su propia justa en honor a San Ignacio y San Francisco Javier. Participaron gigantes literarios como:

Lope de Vega

Calderón de la Barca

Guillén de Castro

Mira de Amescua

Pérez de Montalbán

Como dato especialmente llamativo, Lope escribió incluso un poema con motivo de la inauguración de los Reales Estudios, inspirado en las primeras lecciones que él mismo escuchó en sus aulas.

Detalle de una comedia representada ante la reina – Jacobus Harrewijn y Philibert Bouttats, Marie-Louise d’Orleans, reine d’Espagne, h. 1679 .


Teatro en grande: diálogos, comedias y máquinas escénicas

El teatro fue quizá el ámbito donde el Colegio Imperial destacó con más fuerza. Allí se representaron desde diálogos breves para estudiantes hasta grandes comedias acompañadas de espectaculares efectos escénicos.

Algunos ejemplos memorables:



El Diálogo ante el cardenal Barberini (1626)

Incluyó música, personajes mitológicos y una puesta en escena tan brillante que el rey pidió una repetición privada.


El escalador del sol (1629)

Un ingenioso elogio mitológico a Felipe IV y al Conde-Duque de Olivares presentado durante la inauguración de los Reales Estudios.


Vencer a Marte sin Marte (1681)

Una zarzuela con referencias mitológicas que celebraba el matrimonio de Carlos II. La letra fue obra del jesuita Diego Calleja.

Vencer a Marte sin Marte. Fiesta real que para celebrar la memoria de la entrada de... María Luisa de Borbón y sus felices bodas con.. Carlos Segundo, representaron en presencia de sus magestades... los estudiantes del Colegio Imperial... martes once de febrero de 1681.
Madrid, Iulián de Paredes, (s.a.: ¿1681?).- 4º (20x15 cm.)


Las obras de Calderón

El colegio fue escenario de textos atribuidos al maestro del auto sacramental, incluidos materiales vinculados a la canonización de San Francisco de Borja. La relación entre Calderón y su formación jesuítica ha sido objeto de numerosos estudios.

El uso de escenografía profesional —como la del célebre Cosme Lotti, escenógrafo del Buen Retiro— dotó a estas representaciones de una magnificencia inédita en instituciones educativas.

Escenografías de Cosme Lotti


Un escenario para reyes, nobles y embajadores

Las fiestas del Colegio Imperial eran actos de tal relevancia que rara vez faltaban:

  • Los reyes de España

  • La reina madre

  • Príncipes y herederos

  • Grandes dignatarios y embajadores

  • El cuerpo político de la corte

Esta presencia determinaba el contenido de las obras: alegorías transparentes, elogios mitológicos, alusiones diplomáticas y mensajes cuidadosamente construidos para la élite gobernante.

Monforte y Herrera, Fernando. Relación de las fiestas que ha hecho el Colegio Imperial de la Compañía de Jesús de Madrid en la canonización de San Ignacio de Loyola y £ Francisco Xavier.



Los niños: protagonistas indispensables

Uno de los aspectos más sorprendentes es que todas estas obras eran representadas por niños: los alumnos del propio colegio, todos menores de 14 años. Fueron ellos quienes declamaron poesías latinas, aparecieron en papeles de gran responsabilidad o desfilaron en carrozas alegóricas, como en la famosa cabalgata de 1622 donde se representaron continentes y pueblos del mundo.

Estas actividades no solo buscaban el espectáculo: tenían un propósito pedagógico, formando a los estudiantes en oratoria, memoria, retórica y representación simbólica.

Concierto de las Artes en la Capilla 18 junio 2007

Concierto de las Artes


La fiesta como pedagogía, política y arte total

El Colegio Imperial se convirtió en un espacio donde la fiesta se transformó en:

  • Un método de enseñanza

  • Un medio de expresión artística completa

  • Una herramienta para celebrar y legitimar el poder monárquico

  • Un vehículo para formar a futuros escritores y políticos

De sus aulas salieron nombres que marcaron la literatura española: Lope de Vega, Calderón de la Barca, Quevedo o Nieremberg, todos influenciados de alguna manera por este ambiente festivo y académico.

Una ópera en el Coliseo del Buen Retiro.

Conclusión: el legado cultural del Colegio Imperial

Las fiestas y producciones literarias del Colegio Imperial de Madrid fueron mucho más que entretenimientos escolares. Constituyeron un núcleo de creación cultural que dialogó con la corte, con las instituciones religiosas y con la sociedad madrileña del siglo XVII. Su legado revela cómo la educación jesuítica integró arte, pedagogía y política hasta construir uno de los espacios más dinámicos del Siglo de Oro.

Hoy, gracias a las relaciones impresas y a los estudios de investigadores como José Simón Díaz, podemos reconstruir este vibrante universo donde se formaron algunos de los mayores genios de nuestra literatura.



Bibliografía: 

SIMÓN DíAZ, José: Fiesta y literatura  en el Colegio Imperial de Madrid.  Universidad Complutense de Madrid https://revistas.ucm.es › DICE › article › download

Libro de las Honras que hizo el Colegio de la Compañía de Jesvs de Madrid  a la Emperatriz fla María de Austria.., a 21 de Abril de 1603. Madrid. Luis Sánchez. 1603. 138 pp. con grabs. 4~. El P. Uriarte, Catálogo de obras anónimas, https://archive.org/details/librodelashonras00enma/page/n3/mode/2up

Monforte y Herrera, Fernando. Relación de las fiestas que ha hecho el Colegio Imperial de la Compañía de Jesús de Madrid en la canonización de San Ignacio de Loyola y £ Francisco Xavier. Madrid. Luis Sánchez. 1622.4 hs. + 105 folios. 20cm  https://bibliotecavirtualmadrid.comunidad.madrid/bvmadrid_publicacion/es/consulta/registro.do?id=3994

Imágenes teatrales :  https://journals.openedition.org/mcv/24024

Monforte y Herrera, Fernando. Relación de las fiestas que ha hecho el

Colegio Imperial de la Compañía de Jesús de Madrid en la canonización de

San Ignacio de Loyola y £ Francisco Xavier. Madrid. Luis Sánchez.

1622.4 hs. + 105 folios. 20cm

sábado, 29 de noviembre de 2025

Exposición el Legado de los Reales Estudios en el Instituto San Isidro

 Esta exposición busca acercar a la comunidad escolar lo que significaron los Reales estudios en su tiempo y el legado que han dejado en el instituto.

La información se distribuye en  7 paneles

Cartel Exposición el Legado de los Reales Estudios

Vista general del la Exposición en el vestíbulo del Instituto

El Legado de los Reales Estudios


1-La Historia del centro

Nuestro Instituto es heredero de una larga historia de la educación secundaria y universitaria de Madrid, este año celebramos los 400 años de una de las instituciones que nos precedió, los Reales Estudios. El centro educativo ha ido cambiando de nombre siguiendo la evolución política y educativa de siglos de historia:

1560-1602: Casa y Colegio de la Compañía de Jesús.

1603-1767: Colegio Imperial

1625-1767: Reales Estudios del Colegio Imperial

1770-1816: Reales Estudios de San Isidro

1816-1820: Colegio Imperial y sus Reales Estudios

1820-1822: Reales Estudios de San Isidro

1822-1823: Universidad Central

1823-1834: Colegio Imperial y sus Reales Estudios.

1835-1845: Reales Estudios o Estudios Nacionales, de San Isidro

Desde 1845 Instituto San Isidro

En la vitrina se muestran Fotografías de:Entrada de la calle Toledo a la plaza Mayor por el arco de Cofreros en 1936. Calle Toledo, más arriba de la Colegiata de San Isidro, hacia 1890.

Memorias del Instituto de San Isidro, años 70. “La Segunda Enseñanza”, publicación pedagógica del Instituto de San Isidro. Artículo del diario “Ya” del 2 de junio de 1968, sobre alumnos interesados en la historia del instituto. Memorias de actividades en el Instituto de San Isidro. Años 40. 70 y 80

Historia del Instituto

2-El conocimiento y la docencia

En estos muros se han impartido lecciones que han supuesto un avance en conocimiento, métodos y materiales para la enseñanza:

Destacamos la creación en los Reales estudios en 1625 de la primera cátedra de Historia Natural cuyo titular fue Juan Eusebio  Nieremberg. alumno y profesor del Colegio Imperial,  fue un erudito y un pensador neoplatónico. En algunas de sus obras latinas se encuentran las bases teóricas de la cosmovisión de Pedro Calderón de la Barca: ambos autores reflejan el ambiente intelectual del Colegio Imperial de Madrid

Los Hermanos Rostriaga trabajaron en los talleres de los Estudios de San Isidro desde 1774 a 1804 creando instrumentos para la enseñanza que son verdaderas joyas de la ingeniería y fueron decisivos para la formación en la ciencia Física. 

En la vitrina se muestran:Títulos de Bachillerato no recogidos:

Fernando Canthal y Morejón de Girón, diplomático español que desde la Embajada de Milán, protegió y repatrió a muchos judíos de origen español perseguidos por las autoridades italianas y alemanas.

Matilde Huici y Navaz, Maestra, abogada, pedagoga y destacada sufragista española. Fue una de las primeras mujeres en ejercer la abogacía en España, colegiándose en 1926. Colaboró en la organización de la Residencia de Señoritas.

Fotografía Antiguo gimnasio. Finales s. XIX-principios s. XX. Entrega de diplomas en el Salón de Actos (actual capilla). 20 de junio de 1928.

Publicaciones de profesores del Instituto: Juan Dantin Cereceda, catedrático de Agricultura y José Rogerio Sánchez, catedrático de Lengua y Literatura.

Cuaderno de calificaciones del profesor. Años 60. Memoria de la Junta General de la Sociedad de Socorros Mutuos del Profesorado de Instituto, cuya sede se encontraba en el instituto de San Isidro. Año 1925. Fotografía Don Juan y Don Gonzalo de Borbón examinándose en un aula del instituto. Posiblemente 1928. Reglamento de la Asociación de antiguos alumnos creada en 1943.
Fotografía de la Presidencia de la entrega de diplomas en el Salón de Actos (actual capilla). Años 20.

Vitrina sobre el conocimiento y la docencia


3- Espacios para la enseñanza 

Este espacio ha sufrido diversas modificaciones a lo cargo de la historia podemos estudiar en los planos de la ciudad de Madrid.
El plano de Mancelli del año 1622 aparece como el primer registro de la ubicación del instituto San Isidro registrándose en el mapa con el número 4 bajo el nombre de Colegio de la Compañía de Jesús IHS.
En el de Pedro Texeira en 1656, aparece un espacio ajardinado (huerto) flanqueado hacia el poniente por el Colegio, con fachada a la calle de los Estudios; la capilla de la Concepción. Adosado a la fachada de la iglesia un edificio alargado que podría corresponder a la parte baja del claustro destinadas a celdas de los padres cuyo interior conserva su altura inicial además de conservar las puertas de menor tamaño que las puertas de acceso al resto de dependencias. El claustro se realiza posteriormente por Melchor de Bueras entre 1679-1681.
El edificio sufre distintas reformas: por Francisco Jareño y Alarcón, 1876, construcción del nuevo aulario y destrucción del antiguo, por Francisco Prieto Moreno, 1969-71, restauración del claustro y escalera imperial por Miguel Ángel López Miguel en1985 .


En la vitrina se muestran fotografías de los espacios: Escalera principal de acceso a los gabinetes. Pasillo del claustro bajo cerrado y con ventanales. Antes de 1969. Escalera de acceso al gabinete de Física. Antes de 1969. Alumnos formados y recibiendo una arenga en el antiguo patio de los gabinetes. Años 40. Pasillo cerrado en el claustro. Aula de Filosofía. Principios s. XX. Plano del instituto 1942.


Vitrina donde se muestran espacios desaparecidos 


4-La organización escolar:

Los Reales Estudios se dividían en dos niveles:
Estudios Menores, centrados en la gramática latina y griega.
Estudios Mayores, dedicados a las ciencias, lenguas, historia, teología y filosofía.
Entre las materias se incluían enseñanzas pioneras para la época, como astronomía, historia natural, ética, economía y matemáticas aplicadas. Esta variedad reflejaba la intención de combinar el conocimiento científico con la formación moral y religiosa.
A principios del siglo XX, los estudios de bachillerato en España consistían en un sistema de dos etapas: Elemental (4 cursos) y Superior (2 cursos), que permitían el acceso a la universidad tras superar exámenes de ingreso y reválidas. Las asignaturas incluían materias clásicas como Lengua Castellana, Geometría y Religión, junto con otras como Latín (en 3º y 4º), y opciones de Ciencias o Letras en la etapa superior. 

En la vitrina se muestran: Tableros para la confección de horarios. Años 90 del s. XX. Fotografías del Director del instituto, D. Manuel Zabala Urdaniz, con el secretario, D. Elías Alfaro Navarro, en el despacho de Dirección. Hacia 1914. El secretario, D. Elías Alfaro Navarro, con un administrativo en su despacho. Reparto de Premios extraordinarios en el Salón de Actos (actual capilla). 1919. Profesores en el claustro, en el centro abajo el Director, D. Manuel Zabala Urdaniz. Año 1914. Estrado del Salón de Actos ubicado en la actual capilla. Años 20. Entrega de Premios extraordinarios en el Instituto de San Isidro. ABC 1910.

La organización Escolar

5-Miradas hacia el futuro: 

Claudio Richard fue profesor, científico y artesano de instrumentos en el Colegio Imperial de Madrid, donde enseñó a nobles y cortesanos que las figuras geométricas podían revelar la armonía del universo. En 1629, de camino a Lisboa rumbo a una misión en China, Felipe IV lo retuvo en Madrid: necesitaba un matemático para los Estudios Reales, recién fundados. Desde entonces, Richard se convirtió en el catedrático de matemáticas del rey y en un maestro singular.
Jan Wendlingen creador del observatorio de los Reales Estudios en 1751 vinculado a la cátedra de Matemáticas adquiriendo en Londres precisos instrumentos para la observación: planisferios, telescopio y microscopios. Realizó interesantísimas observaciones  y publicaciones. Su prestigio hizo que el Rey Carlos III le tomara como maestro del Príncipe de Asturias, el que fuera el rey Carlos IV, y las infantas.
Construyó dos meridianas solares en el Monasterio de San Lorenzo de El Escorial que se utilizaban para poner en hora los relojes mecánicos del monasterio, así como el reloj de sol del Colegio Imperial.

En la vitrina se muestra:
Títulos de Bachillerato no recogidos.
D. Joaquín Escrivá de Romaní y de Aguilera, uno de los alumnos más brillantes de la historia del instituto. Abogado, diplomático y académico de la Real Academia de la Historia.

Títulos de Bachillerato no recogidos:
D. José Forns y Quadras, músico y jurista español, autor de zarzuelas y operetas. Fue Académico de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, asesor jurídico y secretario general de la Sociedad de Autores de España, formó parte de la Delegación Española en la VI Conferencia Plenaria de la Unesco, en 1951.
Fotografía de Alumnos en la Sala de Juntas.
Folleto de la obra de teatro “Cervantes y D. Quijote”, representada por alumnos del instituto. 1960. Dirigidos por el profesor Antonio Ayora.
Fotografías del  Claustro con los pasillos cerrados y con ventanas. Anterior a 1969.
El poliedro de Puig Adam sobre el pozo del claustro.Homenaje realizado en 2006

Miradas hacia el futuro I


6-Miradas hacia el futuro:

El matemático flamenco Jean-Charles de La Faille llegó desde Lovaina para enseñar matemáticas y cosmografía. Pronto fue nombrado cosmógrafo mayor del Consejo de Indias y tutor de don Juan José de Austria, hijo del rey.  Profesores como él introdujeron en España conocimientos de astronomía, geometría y cartografía moderna. Incluso ayudaron a difundir la proyección de Mercator, esencial para la navegación. Su lema parecía ser: comprender el mundo para servir mejor a Dios y al Rey.

El Colegio Imperial formó la más importante biblioteca que ha habido en Madrid hasta el siglo XVIII. Se calcula que pudo llegar a tener en la segunda mitad del siglo XVIII, aproximadamente, entre 30.000 y 35.000 libros. Esos libros fueron repartidos por diversas instituciones y en destruidos en la guerra civil, los que se conservan  están: en la Real Academia de Historia, en La Biblioteca Histórica y en la Facultad de Medicina de la UCM . 

En la vitrina se muestran: Títulos de Bachillerato no recogidos:
D. Antonio Magariños, profesor español. Fundador y primer presidente del Club Baloncesto Estudiantes de Madrid. Fue director del Internado Hispano-Marroquí.
Fotografía del Aula de Historia Natural. Principios del s. XX. Profesores en el aula de Física. Años 
Catálogos de piezas educativas de la empresa “Fils d’Emile Deyrolle”.

Fotografías de Enrique Rioja Lo Bianco (1895-1963), Director durante la guerra civil y catedrático de Historia Natural del Instituto de San Isidro, así como de la Escuela Superior de Magisterio y de la Universidad Central de Madrid. Se exilió a México tras la guerra, donde desarrolló una importante  labor científica, siendo uno de los padres de la oceanografía moderna.


Elena Paunero (1906-2009), alumna y  profesora auxiliar del instituto, botánica, agrostóloga, conservadora de museo y micóloga, desarrolló su labor investigadora en el Real Jardín Botánico de Madrid. Ingresó en la Real Sociedad Española de Historia Natural en 1926 y se doctoró con Premio extraordinario en 1929.
Fotografía de Alumnos y profesores en una salida extraescolar. Primea cuarto del s. XX.

Miradas hacia el futuro II


7-El Museo: Pieza del Mes

Las colecciones: Desde 1625 que se estableciera en los Reales Estudios se han ido adquiriendo materiales científicos y educativos en un principio para la Cátedra de Historia Natural, la de Matemáticas y el observatorio astronómico. Durante el siglo XIX, en el contexto de la educación secundaria en España, las colecciones de historia natural se convirtieron en una herramienta fundamental para la enseñanza de las ciencias naturales. José de Galdo López de Neira es el gran impulsor del gabinete de Historia natural del Instituto, logrando incrementar la colección hasta más de 12.000 piezas
El Museo de la educación y de la ciencia del Instituto San Isidro nace en abril de 2010, ocupa la Escalera Imperial, se exhibe públicamente en un horario regular y es guiado por estudiantes.  Obtuvo el 2º premio en el Certamen Nacional: Mejora tu Escuela Pública.

En la vitrina se muestra la pieza del mes:  Pieza: Globo terráqueo
Autor: Wagner & Debes (Leipzig) — cartografía: Dr. H. Fischer
Fecha: c. 1920
Dimensiones: 32 cm de diámetro

La pieza de este mes es un globo terráqueo centenario, realizado por la empresa alemana Wagner & Debes, con sede en Leipzig. Fundada en 1872, esta empresa alcanzó gran prestigio por la calidad de sus atlas y materiales didácticos para Geografía, realizando versiones en distintos idiomas, como la nuestra en castellano.

El globo terráqueo del IES San Isidro muestra el mundo entre las dos guerras mundiales. Fue elaborado por H. Fischer, quien ya había trabajado en modelos anteriores. Representa Europa tras el Tratado de Versalles, el apogeo de los imperios coloniales en África y Asia, y estados efímeros como Tannú Tuvá.

También refleja las rutas marítimas más utilizadas y las líneas telegráficas, en una época en la que el barco y el telégrafo eran las principales vías de comunicación global.

Para contextualizarla se añade una foto del aula de geografía e historia y libros de texto de la época

Pieza del mes Globo terráqueo



sábado, 22 de noviembre de 2025

Los Reales Estudios del Colegio Imperial (1625–1767)

Introducción

Durante el siglo XVII, España vivió un periodo de transformación cultural y política. En este contexto surgió uno de los proyectos educativos más ambiciosos del reinado de Felipe IV: los Reales Estudios del Colegio Imperial de Madrid.
El plan, diseñado bajo la influencia del Conde-Duque de Olivares y confiado a la Compañía de Jesús, pretendía crear un centro de enseñanza de alto nivel que formara a los futuros dirigentes del país.

Lo que comenzó como una propuesta de modernización académica terminó generando un profundo conflicto con las universidades tradicionales, que veían amenazada su autoridad. Los Reales Estudios se convirtieron así en un símbolo del enfrentamiento entre innovación y tradición, y entre el poder de la Corona y la influencia de las instituciones educativas.

Reales Estudios del Colegio Imperial en el Plano de Texeira 1656


La iniciativa real y el papel de los jesuitas

La idea de fundar unos Estudios Generales en la corte madrileña se gestó en 1623, cuando Felipe IV comunicó al general de los jesuitas, Mutio Viteleschi, su deseo de crear un centro educativo bajo dirección de la orden. El proyecto contaba con el apoyo del Conde-Duque de Olivares, figura clave en la política de la época, y de varios religiosos del Colegio Imperial, entre ellos Pedro de la Paz y Hernando Chirino de Salazar, confesor real.

El plan contemplaba 23 cátedras de distintas disciplinas —desde teología hasta matemáticas, geografía y política—, financiadas con 10.000 ducados anuales y situadas en el propio edificio del Colegio Imperial.
La enseñanza estaría destinada principalmente a los hijos de la nobleza, considerados los futuros gobernantes del reino. Según el texto fundacional, “la felicidad de una república depende de la buena educación de su juventud”, una idea avanzada para su tiempo.

El Plan fundacional de 1625, redactado en lenguaje solemne, presentaba a la educación como una herramienta de virtud y servicio público. Los jesuitas, reconocidos por su experiencia docente, asumían la dirección espiritual y académica del proyecto, mientras que el rey conservaba el patronazgo real y la financiación.

Memorial Testamentario Colegio Imperial de la Compañía de Jesús



Un modelo educativo innovador

Los Reales Estudios se dividían en dos niveles:

  • Estudios Menores, centrados en la gramática latina y griega.

  • Estudios Mayores, dedicados a las ciencias, lenguas, historia, teología y filosofía.

Entre las materias se incluían enseñanzas pioneras para la época, como astronomía, historia natural, ética, economía y matemáticas aplicadas. Esta variedad reflejaba la intención de combinar el conocimiento científico con la formación moral y religiosa.

El objetivo era formar hombres cultos y virtuosos, preparados tanto para el gobierno como para la vida intelectual. En una época donde la enseñanza universitaria seguía dominada por la escolástica medieval, el modelo jesuítico representaba una renovación pedagógica y metodológica.

Discursos de Inauguración de los Reales Estudios Publicación 1771 




La oposición de las universidades

No todos recibieron con entusiasmo la iniciativa real. Las universidades de Salamanca, Alcalá y Valladolid percibieron los Reales Estudios como una amenaza directa a su influencia.

En 1626, comenzaron a circular copias del plan fundacional, lo que provocó una oleada de protestas y memoriales. La Universidad de Alcalá envió un documento al monarca denunciando que, si se permitía la fundación, “quedarían hechas páramos esas ilustres universidades”.
La Universidad de Salamanca publicó un extenso texto de 47 folios en el que argumentaba que establecer una universidad en la Corte era “dañoso y peligroso”, tanto por el ambiente mundano como por el exceso de gastos que supondría para la Hacienda Real.

Las universidades criticaban que los jesuitas pretendieran enseñar materias profanas, como matemáticas, arte militar o náutica, poco adecuadas para una orden religiosa. También advertían que la nueva institución podría despoblar las universidades del resto de España, concentrando todos los recursos en Madrid.

El rey respondió con prudencia, pero el enfrentamiento evidenció las tensiones entre el saber religioso y el poder estatal, y entre la tradición académica y las nuevas corrientes de enseñanza.


Astrolabio Universal 1560 



Un debate más allá de la educación

El conflicto no fue solo académico: también tuvo una dimensión política y teológica.
Las universidades representaban un modelo de pensamiento basado en Santo Tomás de Aquino, mientras que los jesuitas promovían una visión más flexible y adaptada a los intereses del Estado.

En 1627, la polémica se amplió al ámbito europeo con la intervención del teólogo Cornelio Jansen (Jansenio), futuro obispo de Ypres y adversario doctrinal de los jesuitas. Durante su visita a España, Jansenio trató de unir a las universidades contra la Compañía de Jesús, pero su intento fracasó y fue finalmente reprendido por el Consejo de Castilla.

Incluso la Inquisición llegó a intervenir, revisando las cartas y documentos que circulaban entre los claustros universitarios.
El debate, lejos de resolverse, puso de manifiesto la lucha por el control del conocimiento y la influencia sobre la educación de las élites.


Teodolito 1755



Legado y proyección de los Reales Estudios

A pesar de las críticas iniciales, los Reales Estudios del Colegio Imperial sobrevivieron al paso de las décadas. Con el tiempo se convirtieron en un referente educativo en la corte de Madrid, y muchos de sus métodos inspiraron instituciones posteriores, como el Real Seminario de Nobles y, siglos después, el Instituto de San Isidro.

La fundación simbolizó el esfuerzo de la monarquía por modernizar la educación y ponerla al servicio del Estado. También representó la tensión permanente entre el poder civil y el religioso, y entre la tradición universitaria y las nuevas concepciones del saber.

Hoy, el edificio del antiguo Colegio Imperial sigue en pie, testigo de un tiempo en que educar era también gobernar, y en que la formación de las élites se consideraba una cuestión de Estado.








Conclusión

Los Reales Estudios del Colegio Imperial (1625–1767) fueron una de las iniciativas educativas más ambiciosas de la España barroca. Concebidos para unir fe, saber y servicio público, marcaron un punto de inflexión en la historia de la enseñanza.

Aunque su creación generó una fuerte oposición, su influencia perduró como símbolo de la aspiración a una educación más completa, moral y racional.
Su legado nos recuerda que la educación, más que un privilegio, fue —y sigue siendo— un instrumento de transformación social y política.

Esfera Armilar 1760


Bibliografía

José Simón Díaz   Historia del Colegio Imperial de Madrid: (del estudio de la villa al Instituto de San Isidro, años 1346-1955) Biblioteca de Estudios Madrileños

domingo, 16 de noviembre de 2025

Profesores del Colegio Imperial y los Reales Estudios de Madrid

 

Colegio Imperial y Reales Estudios de Madrid

¿Sabías que en pleno Siglo de Oro, cuando Madrid aún no tenía universidad, existió un colegio que formó a los futuros gobernantes del imperio español? No se trataba de una escuela cualquiera: era el Colegio Imperial. De sus aulas salieron nobles, funcionarios, científicos y escritores que marcaron la historia de España.

El historiador Javier Burrieza Sánchez lo cuenta en su estudio Los profesores del Colegio Imperial y Reales Estudios de Madrid, donde rescata la vida de aquellos maestros que unieron la fe y la ciencia, el saber y el poder, en una época de grandes cambios.


Un sueño educativo en el corazón del Siglo de Oro


En el Madrid del siglo XVII, una ciudad sin universidad pero llena de vida cortesana, se impulsó un proyecto que cambió la enseñanza española: el Colegio Imperial y los Reales Estudios de Madrid. Con el apoyo del rey Felipe IV y del conde-duque de Olivares, nació la idea de formar a las élites del reino con una educación moderna, rigurosa y orientada al servicio del Estado.


El proyecto se hizo realidad en 1625, gracias al legado de la emperatriz María de Austria. Madrid, que aspiraba a ser la gran capital del imperio, necesitaba un centro académico de prestigio. Los jesuitas, expertos en pedagogía y disciplina, fueron los elegidos para dirigirlo.


Un plan de estudios adelantado a su tiempo


A diferencia de otras instituciones de la época, el Colegio Imperial no se limitaba a enseñar religión o lenguas clásicas. Su plan de estudios abarcaba filosofía, matemáticas, historia natural, geografía, ciencias políticas y economía. Era un auténtico laboratorio de ideas en el que se mezclaban la fe, el pensamiento crítico y el conocimiento científico.


El objetivo era educar a los futuros gobernantes del país. No todos lo vieron con buenos ojos: las universidades tradicionales y algunas órdenes religiosas se sintieron amenazadas. Aun así, el Colegio Imperial logró consolidarse como un faro de conocimiento en el corazón de la Corte.


Profesores que dejaron huella


El alma del Colegio fueron sus profesores, verdaderos sabios que unieron espiritualidad, ciencia y humanismo.

Entre ellos destacó Juan Eusebio Nieremberg, profesor de Ciencias Naturales y Sagrada Escritura, autor de obras místicas y científicas. Lope de Vega lo elogió comparándolo con Aristóteles. 

Otro nombre clave fue Luis de la Palma, rector del Colegio y autor de la popular Historia de la Pasión de Cristo. Predicador brillante, organizador eficaz y educador de carácter. Por su parte, Agustín de Castro, catedrático de Política y predicador real, fue una figura de peso en la Corte de Felipe IV. Desde el púlpito y la cátedra, reflexionó sobre el poder, la justicia y la ética del gobierno. Sus escritos mostraban que un buen gobernante debía ser tanto sabio como virtuoso.


Ciencia y cosmografía


El Colegio Imperial fue también un centro de ciencia. El matemático flamenco Jean-Charles de La Faille llegó desde Lovaina para enseñar matemáticas y cosmografía. Pronto fue nombrado cosmógrafo mayor del Consejo de Indias y tutor de don Juan José de Austria, hijo del rey. 

Jean Charles de La Faille pintado por Anton Van Dyck
Museos Reales de Bellas Artes de Bélgica


Gracias a maestros como él, los jesuitas introdujeron en España conocimientos de astronomía, geometría y cartografía moderna. Incluso ayudaron a difundir la proyección de Mercator, esencial para la navegación. Su lema parecía ser: comprender el mundo para servir mejor a Dios y al Rey.


Del Colegio Imperial al Seminario de Nobles


Con la llegada de los Borbones y las ideas de la Ilustración, el proyecto evolucionó. En 1716, Felipe V fundó el Real Seminario de Nobles, heredero del Colegio Imperial. Los jesuitas continuaron dirigiéndolo, actualizando los contenidos con nuevas ciencias, idiomas y artes militares.


Entre sus profesores brillaron José Cassani, Carlos de la Reguera y Esteban de Terreros. Cassani escribió tratados de astronomía y fortificación, además de una Historia del Nuevo Reino de Granada. Terreros, en cambio, fue un auténtico genio ilustrado: políglota, matemático, naturalista y lexicógrafo. Su Diccionario Castellano con las voces de Ciencias y Artes fue una obra monumental, precursora de los diccionarios técnicos modernos.

Historia del Nuevo Reino de Granada de José Cassani

El Diccionario de Esteban Terreros




Una biblioteca y un teatro del saber


El Colegio Imperial albergó una de las bibliotecas más importantes de Madrid, con más de 30.000 volúmenes. Allí se conservaban manuscritos, tratados científicos, obras de teología y literatura. Era un auténtico tesoro de conocimiento.


Pero la enseñanza no se quedaba entre libros. Los alumnos participaban en obras teatrales, zarzuelas y celebraciones religiosas, muchas de ellas escritas por autores como Calderón de la Barca. Aprender también significaba representar, debatir y crear. 

Reconstrucción imaginada de la Biblioteca de los reales estudios


Bibliografía:

Burrieza Sánchez, J. (2023). Los profesores del Colegio Imperial y Reales Estudios de Madrid: la Compañía de Jesús al servicio de la formación de élites . Librosdelacorte.Es27, 316-344. https://doi.org/10.15366/ldc2023.15.27.012

https://revistas.uam.es/librosdelacorte/article/view/18033



sábado, 15 de noviembre de 2025

Pieza del mes: globo terráqueo

 Este curso escolar iniciamos la selección de la "Pieza del Mes del Museo del Instituto San Isidro". Cada pieza saldrá del museo y se instalará en el vestíbulo para que pueda convivir con estudiantes y docentes durante una semana. 

Hemos elegido un objeto icónico para la enseñanza  El globo terráqueo que habitualmente nos recibe en el Museo desde la mesa del profesor, vamos a conocer algo más sobre el:


Pieza en el vestíbulo del instituto


Pieza: Globo terráqueo

Autor: Wagner & Debes (Leipzig) — cartografía: Dr. H. Fischer

Fecha: c. 1920

Dimensiones: 32 cm de diámetro


La pieza de este mes es un globo terráqueo centenario, realizado por la empresa alemana Wagner & Debes, con sede en Leipzig. Fundada en 1872, esta empresa alcanzó gran prestigio por la calidad de sus atlas y materiales didácticos para Geografía, realizando versiones en distintos idiomas, como la nuestra en castellano.


El globo terráqueo del IES San Isidro muestra el mundo entre las dos guerras mundiales. Fue elaborado por H. Fischer, quien ya había trabajado en modelos anteriores. Representa Europa tras el Tratado de Versalles, el apogeo de los imperios coloniales en África y Asia, y estados efímeros como Tannú Tuvá.

Globo con las líneas marítimas y telegráficas


También refleja las rutas marítimas más utilizadas y las líneas telegráficas, en una época en la que el barco y el telégrafo eran las principales vías de comunicación global.

El Globo en el Museo cuando fue inaugurado


Teatro y Fiesta: cómo los Reales Estudios transformaron la cultura del Madrid barroco

Descubre cómo los Reales Estudios de Madrid se convirtieron en un centro clave del teatro, la poesía y las fiestas barrocas del Siglo de Oro...