Reales Estudios de Madrid: Arquitectura, Ciudad y Propiedad
La historia de un conjunto monumental que moldeó la ciudad durante casi cinco siglos
Los Reales Estudios de Madrid son hoy un conjunto fragmentado: por un lado, la Colegiata de San Isidro; por otro, el Instituto de San Isidro. Sin embargo, durante más de cuatro siglos estas dos piezas formaron una única y poderosa institución que dejó una huella profunda en la arquitectura y en la trama urbana de la capital. Comprender su biografía supone recorrer la historia de Madrid a través de sus transformaciones materiales, sus cambios de uso y, sobre todo, la evolución de la propiedad urbana, un factor decisivo para interpretar su metamorfosis.
A lo largo de este artículo abordaremos esta historia en tres grandes etapas, desde sus orígenes jesuíticos en el siglo XVI hasta la consolidación de sus funciones modernas en el siglo XX.
1. 1560–1767: El origen jesuítico y la construcción de un conjunto monumental
El punto de partida se sitúa en 1560, cuando Leonor de Mascareñas adquiere un pequeño solar cercano a la calle de Toledo para cedérselo a la orden de San Ignacio. A partir de esa operación comenzó un proceso de compras sucesivas que transformó una manzana con más de cuarenta parcelas en un gran complejo religioso y educativo.
La primera iglesia y el “cuarto viejo”
Entre 1562 y 1567 se construyó la primera iglesia, ubicada donde hoy se encuentra la sacristía de San Isidro. Poco después se levantó la residencia de los profesos, conocida como el cuarto viejo, núcleo inicial de la vida interna de los jesuitas.
| La primera casa jesuita en Madrid: la iglesia y el Cuarto Viejo, con la estructura parcelaria de la manzana hacia 1580. |
El ambicioso proyecto del Colegio
A finales del siglo XVI, las necesidades docentes impulsaron una ampliación a gran escala: el arquitecto real Francisco de Mora proyectó nuevas aulas y dependencias en las décadas de 1590 y 1600. La Orden compró huertas y viviendas colindantes que permitieron expandirse hacia las calles de Toledo, de la Merced y de los Estudios.
| Construcción de los Estudios de San Isidro y la edificación de la Capilla de la Concepción, con la estructura parcelaria de la manzana hacia 1620. |
La gran obra del templo (1620–1675)
La llegada de Felipe IV al trono y la creación de los Estudios Reales consolidaron el proyecto más emblemático: la construcción de un nuevo templo de planta de cruz latina, uno de los más importantes de la arquitectura jesuítica.
El jesuita Pedro Sánchez inició la obra en 1622, pero sería Francisco Bautista quien resolviera sus problemas estructurales y desarrollara la innovadora cúpula encamonada, una solución mixta de ladrillo y madera que permitía aligerar la estructura sin perder monumentalidad. La iglesia se consagró en 1651.
En las décadas siguientes se completaron capillas, torres, sacristía y nuevas dependencias académicas y residenciales, consolidando un conjunto monumental de enorme coherencia interna.
| Juan Gómez de Mora, Dictamen para la evaluación de las obras del Colegio Imperial de Madrid, planta general. BNE, ms. 20.272/15. |
| Juan Gómez de Mora, Dictamen para la evaluación de las obras del Colegio Imperial de Madrid, secciones y alzados de la cúpula. BNE, ms. 20.272/15. |
| Los Estudios en 1670: estado de la obra edificada y propuesta de continuación. 1670. Archivium Romanum Societatis Iesu, FG 1356-1 col. de Alcalá. |
| Antonio Forcada, Yglesia del Colegio Ymperial. Mudadas algunas cosas por parecer mexor. Córdoba, Argentina. |
2. 1767–1835: Expulsión jesuita, desamortización y fragmentación del conjunto
El 2 de abril de 1767, el decreto de expulsión de los jesuitas marcó un antes y un después. El gran conjunto unitario se fragmentó jurídicamente y comenzaron más de dos siglos de transformaciones derivadas, casi siempre, de cambios de propiedad.
La gestión de las Temporalidades
La Corona creó la institución de las Temporalidades para administrar los bienes incautados. Desde el principio se separó la parte eclesiástica (iglesia y sacristía) de la parte docente (Colegio), generando una división que, con el tiempo, se consolidaría.
El prestigioso arquitecto Ventura Rodríguez fue el encargado de adaptar el edificio a sus nuevos usos. Intervino en el presbiterio para convertir el templo en la Real Colegiata de San Isidro, y proyectó reformas para la biblioteca y nuevas dependencias docentes, algunas de ellas no realizadas por su elevado coste.
Nuevos usos y nuevas ventas
Se añadieron reformas en varias casas de la manzana, se habilitaron viviendas para profesores y se intentó reorganizar el espacio interior. A finales del siglo XVIII y comienzos del XIX, la manzana albergó estudios, archivos, talleres e incluso una fábrica de loza, reflejo de la compleja gestión de sus sucesivas partes.
El siglo XIX estuvo marcado por las idas y vueltas de la desamortización: propiedades vendidas, revertidas a la orden, expropiadas y nuevamente redistribuidas. La falta de estabilidad jurídica afectó directamente a la conservación del conjunto.
| Alfonso Regalado Rodríguez, Fachada de la iglesia del Colegio Imperial y detalles de sus elementos. 1760 (RABASF, A-554 y A-555). |
3. 1835–1935: El Instituto y la Colegiata siguen caminos independientes
La desamortización de 1835 separó definitivamente la parte religiosa y la civil.
La consolidación del Instituto de San Isidro
Con el Plan Pidal de 1845, el antiguo Colegio jesuítico pasó a ser el Instituto de San Isidro, uno de los centros de enseñanza secundaria más importantes de España. Durante varias décadas acogió aulas universitarias, la Escuela de Arquitectura y diversos servicios académicos.
El arquitecto Narciso Pascual y Colomer adaptó las instalaciones para estas nuevas funciones, seguido más tarde por Francisco Jareño, quien reordenó la fachada de la calle de Toledo para darle una imagen más unificada y acorde con los gustos del siglo XIX.
La Colegiata y su transformación en Catedral
La iglesia, convertida en Colegiata, fue designada Catedral de Madrid en 1885. Su cambio de rango motivó nuevas transformaciones, como la adición del coro alto en 1911.
La Casa de las Temporalidades
Mientras tanto, el edificio que hoy conocemos como Casa de la Duquesa de Sueca cambió varias veces de función: colegio, cuartel de la Guardia Civil y, finalmente, edificio residencial. A comienzos del siglo XX incluso se proyectó abrir una calle que habría destruido parte del conjunto, incluida la sacristía, aunque el proyecto finalmente no prosperó.
| La Real Colegiata de San Isidro, los Estudios Nacionales de San Isidro y la Casa de las Temporalidades en 1835. |
| Narciso Pascual y Colomer, Proyecto para el instituto elemental que ha de establecerse en el edificio de San Isidro, 9 de agosto de 1845 (BHMV, BH GRA 88 38 a). |
| Narciso Pascual y Colomer, Plano que representa la distribución principal del edificio destinado a los Estudios de San Isidro, [9 de agosto de 1845] (BHMV, BH GRA 88 35 a). |
Reforma de Francisco Jareño y Alarcón: 1876 .
| Francisco Jareño y Alarcón, Estado de la fachada del Instituto de San Isidro (AGA, Educación, Cª. 8.696, exp. 6). |
| Francisco Jareño y Alarcón, Proyecto de reforma de la fachada del Instituto de San Isidro (AGA, Educación, Cª. 8.696, exp. 6). |
4. 1942–1970: Reformas en el edificio del Instituto
Reforma y reconstrucción de la capilla del Instituto San Isidro en 1942
| Plano de las reformas llevadas a cabo 1942 |
La Construcción del Nuevo aulario y destrucción del antiguo arquitecto: Francisco Prieto Moreno 1969-71
| Superposición de los planos para visualizar los elementos desaparecidos |
Visualización de los espacios desaparecidos con fotografías realizadas 1914-1860 sobre los planos
| Planta Sótano Instituto San Isidro antes de la reforma 1969-71 |
| Planta Baja Instituto San Isidro antes de la reforma 1969-71 |
| Planta 1ª Instituto San Isidro antes de la reforma 1969-71 |
| Planta 2ª Instituto San Isidro antes de la reforma 1969-71 |
| Planta 2ª Instituto San Isidro antes de la reforma 1969-71 |
Restauración del claustro y escalera imperial por Miguel Ángel López Miguel : 1985 .
Conclusión: un patrimonio cuya historia está escrita en sus muros… y en sus escrituras de propiedad
Los Reales Estudios no son solamente un monumento: es un laboratorio histórico donde se cruzan arquitectura, poder político, educación, vida religiosa y administración de bienes. Su compleja evolución demuestra que la forma de la ciudad no depende solo de arquitectos, sino también —y a veces sobre todo— de quién posee el suelo, quién lo administra y con qué fines.
La fragmentación que hoy percibimos entre San Isidro, el Instituto y la Casa de las Temporalidades es el resultado directo de esos cambios. Pero su lectura conjunta permite recuperar la imagen de un conjunto unitario que marcó la historia urbana de Madrid y que, todavía hoy, sigue revelando capas de su pasado.
Para conocer más sobre el edificio y el patrimonio educativo del Instituto San Isidro
https://sites.google.com/view/iessanisidropatrimonio/edificio
Bibliografía:
Javier Ortega Vidal: EL COLEGIO IMPERIAL: ARQUITECTURA, CIUDAD Y PROPIEDAD
(Escuela Técnica Superior de Arquitectura de Madrid)