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domingo, 16 de noviembre de 2025

Profesores del Colegio Imperial y los Reales Estudios de Madrid

 

Colegio Imperial y Reales Estudios de Madrid

¿Sabías que en pleno Siglo de Oro, cuando Madrid aún no tenía universidad, existió un colegio que formó a los futuros gobernantes del imperio español? No se trataba de una escuela cualquiera: era el Colegio Imperial. De sus aulas salieron nobles, funcionarios, científicos y escritores que marcaron la historia de España.

El historiador Javier Burrieza Sánchez lo cuenta en su estudio Los profesores del Colegio Imperial y Reales Estudios de Madrid, donde rescata la vida de aquellos maestros que unieron la fe y la ciencia, el saber y el poder, en una época de grandes cambios.


Un sueño educativo en el corazón del Siglo de Oro


En el Madrid del siglo XVII, una ciudad sin universidad pero llena de vida cortesana, se impulsó un proyecto que cambió la enseñanza española: el Colegio Imperial y los Reales Estudios de Madrid. Con el apoyo del rey Felipe IV y del conde-duque de Olivares, nació la idea de formar a las élites del reino con una educación moderna, rigurosa y orientada al servicio del Estado.


El proyecto se hizo realidad en 1625, gracias al legado de la emperatriz María de Austria. Madrid, que aspiraba a ser la gran capital del imperio, necesitaba un centro académico de prestigio. Los jesuitas, expertos en pedagogía y disciplina, fueron los elegidos para dirigirlo.


Un plan de estudios adelantado a su tiempo


A diferencia de otras instituciones de la época, el Colegio Imperial no se limitaba a enseñar religión o lenguas clásicas. Su plan de estudios abarcaba filosofía, matemáticas, historia natural, geografía, ciencias políticas y economía. Era un auténtico laboratorio de ideas en el que se mezclaban la fe, el pensamiento crítico y el conocimiento científico.


El objetivo era educar a los futuros gobernantes del país. No todos lo vieron con buenos ojos: las universidades tradicionales y algunas órdenes religiosas se sintieron amenazadas. Aun así, el Colegio Imperial logró consolidarse como un faro de conocimiento en el corazón de la Corte.


Profesores que dejaron huella


El alma del Colegio fueron sus profesores, verdaderos sabios que unieron espiritualidad, ciencia y humanismo.

Entre ellos destacó Juan Eusebio Nieremberg, profesor de Ciencias Naturales y Sagrada Escritura, autor de obras místicas y científicas. Lope de Vega lo elogió comparándolo con Aristóteles. 

Otro nombre clave fue Luis de la Palma, rector del Colegio y autor de la popular Historia de la Pasión de Cristo. Predicador brillante, organizador eficaz y educador de carácter. Por su parte, Agustín de Castro, catedrático de Política y predicador real, fue una figura de peso en la Corte de Felipe IV. Desde el púlpito y la cátedra, reflexionó sobre el poder, la justicia y la ética del gobierno. Sus escritos mostraban que un buen gobernante debía ser tanto sabio como virtuoso.


Ciencia y cosmografía


El Colegio Imperial fue también un centro de ciencia. El matemático flamenco Jean-Charles de La Faille llegó desde Lovaina para enseñar matemáticas y cosmografía. Pronto fue nombrado cosmógrafo mayor del Consejo de Indias y tutor de don Juan José de Austria, hijo del rey. 

Jean Charles de La Faille pintado por Anton Van Dyck
Museos Reales de Bellas Artes de Bélgica


Gracias a maestros como él, los jesuitas introdujeron en España conocimientos de astronomía, geometría y cartografía moderna. Incluso ayudaron a difundir la proyección de Mercator, esencial para la navegación. Su lema parecía ser: comprender el mundo para servir mejor a Dios y al Rey.


Del Colegio Imperial al Seminario de Nobles


Con la llegada de los Borbones y las ideas de la Ilustración, el proyecto evolucionó. En 1716, Felipe V fundó el Real Seminario de Nobles, heredero del Colegio Imperial. Los jesuitas continuaron dirigiéndolo, actualizando los contenidos con nuevas ciencias, idiomas y artes militares.


Entre sus profesores brillaron José Cassani, Carlos de la Reguera y Esteban de Terreros. Cassani escribió tratados de astronomía y fortificación, además de una Historia del Nuevo Reino de Granada. Terreros, en cambio, fue un auténtico genio ilustrado: políglota, matemático, naturalista y lexicógrafo. Su Diccionario Castellano con las voces de Ciencias y Artes fue una obra monumental, precursora de los diccionarios técnicos modernos.

Historia del Nuevo Reino de Granada de José Cassani

El Diccionario de Esteban Terreros




Una biblioteca y un teatro del saber


El Colegio Imperial albergó una de las bibliotecas más importantes de Madrid, con más de 30.000 volúmenes. Allí se conservaban manuscritos, tratados científicos, obras de teología y literatura. Era un auténtico tesoro de conocimiento.


Pero la enseñanza no se quedaba entre libros. Los alumnos participaban en obras teatrales, zarzuelas y celebraciones religiosas, muchas de ellas escritas por autores como Calderón de la Barca. Aprender también significaba representar, debatir y crear. 

Reconstrucción imaginada de la Biblioteca de los reales estudios


Bibliografía:

Burrieza Sánchez, J. (2023). Los profesores del Colegio Imperial y Reales Estudios de Madrid: la Compañía de Jesús al servicio de la formación de élites . Librosdelacorte.Es27, 316-344. https://doi.org/10.15366/ldc2023.15.27.012

https://revistas.uam.es/librosdelacorte/article/view/18033



sábado, 15 de noviembre de 2025

Pieza del mes: globo terráqueo

 Este curso escolar iniciamos la selección de la "Pieza del Mes del Museo del Instituto San Isidro". Cada pieza saldrá del museo y se instalará en el vestíbulo para que pueda convivir con estudiantes y docentes durante una semana. 

Hemos elegido un objeto icónico para la enseñanza  El globo terráqueo que habitualmente nos recibe en el Museo desde la mesa del profesor, vamos a conocer algo más sobre el:


Pieza en el vestíbulo del instituto


Pieza: Globo terráqueo

Autor: Wagner & Debes (Leipzig) — cartografía: Dr. H. Fischer

Fecha: c. 1920

Dimensiones: 32 cm de diámetro


La pieza de este mes es un globo terráqueo centenario, realizado por la empresa alemana Wagner & Debes, con sede en Leipzig. Fundada en 1872, esta empresa alcanzó gran prestigio por la calidad de sus atlas y materiales didácticos para Geografía, realizando versiones en distintos idiomas, como la nuestra en castellano.


El globo terráqueo del IES San Isidro muestra el mundo entre las dos guerras mundiales. Fue elaborado por H. Fischer, quien ya había trabajado en modelos anteriores. Representa Europa tras el Tratado de Versalles, el apogeo de los imperios coloniales en África y Asia, y estados efímeros como Tannú Tuvá.

Globo con las líneas marítimas y telegráficas


También refleja las rutas marítimas más utilizadas y las líneas telegráficas, en una época en la que el barco y el telégrafo eran las principales vías de comunicación global.

El Globo en el Museo cuando fue inaugurado


sábado, 8 de noviembre de 2025

Claudio Richard matemático, docente en los Reales Estudios

Con motivo del IV Centenario de los Reales Estudios queremos destacar la figura del primer gran matemático que fue profesor en las aulas de lo que hoy es el Instituto San Isidro de Madrid.

Autor de libros Matemáticos, profesor y fabricante de instrumentos— emerge una figura multidisciplinar que supone una originalidad en la pedagogía del siglo XVII: un modo de enseñar basado en la visualidad, la exactitud técnica y la aplicación práctica del conocimiento matemático. El padre Claudio Richard se revela así como un mediador entre la ciencia, la imprenta y la corte, cuyo trabajo contribuyó a consolidar el prestigio del Colegio Imperial de Madrid como centro de difusión del saber matemático en la España barroca.

Claudio Richard convirtió las matemáticas en arte visual

Un sabio en la corte de Felipe IV

Claudio Richard, Planisferio Terrestr, 1634.
Madrid, Museo Nacional de Ciencia y Tecnología.

En pleno Siglo de Oro, cuando la ciencia se explicaba en latín y los libros eran tesoros escasos, un jesuita borgoñón convirtió las matemáticas en un espectáculo para la vista. Claudio Richard (1589–1664) fue profesor, científico y artesano de instrumentos en el Colegio Imperial de Madrid, donde enseñó a nobles y cortesanos que las figuras geométricas podían revelar la armonía del universo.

Su historia comienza en 1629. De camino a Lisboa rumbo a una misión en China, Felipe IV lo retuvo en Madrid: necesitaba un matemático para los Estudios Reales, recién fundados. Desde entonces, Richard se convirtió en el catedrático de matemáticas del rey y en un maestro singular.


Libros que se desplegaban como mapas

En una época sin pantallas ni proyectores, Richard entendió que ver era comprender. En 1645 publicó en Amberes su monumental versión de los Elementos de Euclides, acompañada por más de 400 diagramas grabados en cobre. Cada figura se desplegaba junto al texto: el lector podía abrir las láminas y seguir con los ojos el razonamiento geométrico. Era, literalmente, un libro interactivo del siglo XVII.

Dedicado a Felipe IV, el libro integra la obra dentro de la política cortesana de mecenazgo. La edición destaca por su cuidado aparato visual: más de 400 diagramas geométricos grabados en cobre por Arnold Loemans. Richard diseñó un sistema innovador que vinculaba texto y figura mediante letras y llamadas marginales, permitiendo al lector desplegar las láminas plegadas para visualizar simultáneamente proposiciones y diagramas. Las instrucciones tipográficas y de encuadernación, redactadas en latín y francés, evidencian la voluntad del autor de garantizar la exactitud gráfica como parte esencial del aprendizaje matemático.

Claudio Richard, Evclidis Elementorvm Geometricorvm Libros Tredecim (frontispicio). (Amberes: Ex Officina Hieronymi Verdvssi, 1645).




Diez años después repitió la hazaña con las Cónicas de Apolonio (1655). Dedicado a su antiguo alumno, el marqués de Aytona, el tratado mostraba cómo las matemáticas servían para la guerra, la arquitectura o la astronomía. En su frontispicio, el noble aparece rodeado de compases, mapas y armas: ciencia y estrategia unidas por el trazo del compás.

Repite el esquema editorial del Euclides: grabados calcográficos precisos, instrucciones para tipógrafos y encuadernadores (esta vez también en neerlandés) y posibilidad de encuadernar las láminas en un volumen aparte. El tratado sitúa a Richard dentro de la tradición jesuítica de la geometría aplicada, heredera de Clavius, y en diálogo con la cultura científica europea (Mersenne, Huygens, Saint-Vincent).

Claudio Richard, Apollonii Pergaei Conicorum Libri IV (frontispicio). (Amberes: Apud Hieronymum & Ioannem Bapt. Verdussen, 1655).




Además de sus tratados impresos, Richard dejó un vasto corpus manuscrito conservado en la Real Academia de la Historia, que incluye lecciones en castellano dirigidas a los pajes reales, como el Tratado de la esfera astronómica (1639) y la Suma de la aritmética reducida a la práctica universal (1640). La elección del castellano —frente al latín— evidencia un propósito didáctico: acercar la ciencia matemática a los jóvenes cortesanos y a la nobleza militar.

Claudio Richard (inv.?), Arnoldus Loemans (sculp.), Lámina con las figuras nº 1 a 27, grabado calcográfico, en Claudio Richard, Evclidis Elementorvm Geometricorvm Libros Tredicim. Hacia 1645, Amberes.


Enseñar en la lengua vernácula

A diferencia de muchos de sus contemporáneos, Richard enseñaba en castellano, no en latín. Sus manuscritos —como el Tratado de la esfera astronómica (1639)— estaban dirigidos a los pajes del rey, jóvenes nobles que se preparaban para servir a la monarquía.

Sus clases combinaban teoría y práctica: utilizaba astrolabios, esferas, planisferios y pantómetras, muchos de los cuales se conservaban en la biblioteca del Colegio Imperial, un auténtico museo del saber. Allí, los libros convivían con los instrumentos que hacían visibles las ideas.

Formaron parte de l colección de instrumentos del Departamento de Física del Instituto San Isidro actualmente se encuentran expuestos en el Museo Nacional de Ciencia y Tecnología en Alcobendas, Madrid.

Claudio Richard, Planisferio celeste, 1634. Madrid, Museo Nacional de Ciencia y Tecnología.







Piezas de Claudio Richard en el MuNCYT
Libro “De Inventione duarum rectarum continuè…” incluido en Claudio Richard, Evclidis, con las llamadas a las figuras insertas en el margen del texto y la correspondiente lámina grabada con las figuras 394 a 400 desplegada, de modo que puede visualizarse la proposición del texto junto a las imágenes.



Una pedagogía visual y moderna

La historiadora Margarita Ana Vázquez Manassero (1)ha reconstruido en detalle esta vida dedicada a la ciencia. En su estudio muestra cómo Richard fue mucho más que un erudito: fue un pedagogo moderno, convencido de que las matemáticas no se aprenden solo leyendo, sino mirando y manipulando.

Su obra ilustra el papel de los Reales Estudios como motor de la ciencia en la Europa barroca. Desde Madrid, Richard difundió un método de enseñanza basado en la imagen, la precisión técnica y la aplicación práctica del conocimiento.


La belleza de pensar en líneas

Claudio Richard hizo de la geometría una forma de arte. Para él, cada triángulo, cada esfera y cada elipse eran reflejos de un orden divino que podía comprenderse con los ojos y con la mente.

Cuatro siglos después, sus libros desplegables y sus diagramas siguen recordándonos que las matemáticas —esas que muchos temen por abstractas— también pueden ser una experiencia visual, poética y profundamente humana.

Su legado revela hasta qué punto los Reales Estudios impulsaron la ciencia en la Europa del Barroco, y cómo Madrid, a través del Colegio Imperial, se convirtió en un centro de saber comparable a los de Roma o París.

En una época en la que enseñar geometría era también enseñar a mirar el mundo con precisión, el Claudio Richard logró que sus alumnos —nobles, militares o cortesanos— entendieran que la belleza de las matemáticas no estaba solo en los números, sino en la claridad de sus líneas y figuras. Su obra nos recuerda que, a veces, el conocimiento más abstracto puede ser también el más visual.




Bibliografía

Vázquez Manassero, M. A. (2023). El Padre Claudio Richard y la enseñanza de las matemáticas en el Colegio Imperial de Madrid: libros, imágenes e instrumentos. Librosdelacorte.Es, 27, 432-468. https://doi.org/10.15366/ldc2023.15.27.016   recuperado de https://revistas.uam.es/librosdelacorte/article/view/17838


sábado, 1 de noviembre de 2025

Las láminas de dibujo realizadas por estudiantes

 En el Instituto San Isidro contamos con una interesantísima colección de láminas de dibujo realizadas por estudiantes a partir de 1858 y hasta 1934. Tenemos expuesta en el museo una realizada por José Canalejas presidente del gobierno de España cuando era alumno del Instituto.

En estas láminas podemos analizar los contenidos del programa de la materia, su dimensión para estudios posteriores y su papel como muestra de las competencias adquiridas por el alumnado español en la difusión de los nuevos métodos de enseñanza.

La materia de Dibujo en el Instituto San Isidro durante los años 1858 a 1890.


La materia de Dibujo en la segunda enseñanza se inicia con los Estudios de aplicación que aparecieron con el Plan  Corbera de 1858,  se mantuvieron hasta el Plan Lasala de 1880, con interrupciones durante los planes de 1861, 1868 y 1873,  manteniéndose vigentes durante un total de 23 años. En todos los planes en los que se ofertaron los  Estudios de aplicación -donde el Dibujo era obligatorio-, no se ofreció al mismo tiempo el Dibujo en la enseñanza general, a excepción del Plan de 1858, que lo programó con carácter voluntario. El Instituto San Isidro era la  sede en Madrid de estas asignaturas. La figura del agrimensor  hacía uso de conocimientos matemáticos para el cálculo de superficies pero también requería de  los conocimientos geométricos y de las formas de representación que le ofrecía el Dibujo lineal. La enseñanza que hoy conocemos como Dibujo Artístico en esta época recibe el nombre de Dibujo de Adorno o de Figura, de carácter complementario y voluntario.

Lámina de un alumno de dibujo de Adorno del Instituto San Isidro Matías Fernández  curso 1886-87 presentado a la exposición Universal de Barcelona 1888



El plan Orovio de 9 de octubre de 1866 fija, de forma muy estricta, la optatividad de materias que habían establecido algunos planes de estudios anteriores y da una orientación estrictamente clásica al primer periodo de la segunda enseñanza. Marcaba dos periodos de tres años cada uno: los estudios de aplicación se mantuvieron. Es novedoso que en el preámbulo de dicho plan se explique la forma en que se calificarían los trabajos en la asignatura de Dibujo (Bermudez Abellán 2005, p.368):
Art: 94:  El profesor de Dibujo, en  vista de los trabajos de los alumnos, acordará que pasen de una clase a otra superior. En la época de los exámenes ordinarios se hará exposición pública de los trabajos de estos alumnos”  
Trabajo firmado por Manuel de Sevilla


Siguiendo esta orden, en el Instituto San Isidro se inician Libros de  láminas realizadas por los alumnos de Dibujo lineal y de adorno desde el curso 1859-60 hasta el curso 1887-88. Durante los primeros  años en el Instituto San Isidro no había espacio para el Aula de Dibujo: sus dependencias -aulas de la calle estudios y el 2º y 3º piso que dan a la calle Toledo- estaban ocupadas por otras enseñanzas de Dibujo y grabado,.impartidas por la Escuela Superior de Arquitectura para Maestros de obras y Aparejadores, Para solventar este problema logístico, Borrell ofreció su aula en el Instituto Industrial, donde el era profesor y secretario del que fuera Conservatorio de las Artes. El Real Instituto estaba situado en el edificio del antiguo convento de la Trinidad, en la calle de Atocha, próximo a la de Relatores. Ocupaba la planta baja, estando instalado en el resto del edificio el Ministerio de Fomento. Hoy en día el solar lo ocupan unos edificios de 1900 colindantes al Teatro Calderón.

Libros de láminas  realizadas por alumnos del instituto tamaño  42 x 55 aproximadamente, encuadernadas en libros por curso, tamaño aproximado de los libros encuadernados  43 x 58 x 5,5cm

Los trabajos estudiantiles como núcleo expositivo del Instituto en las Exposiciones Universales


El Instituto San Isidro presenta a exposiciones láminas de dibujos montadas en cuadros, y también ejemplares encuadernados, nueve de ellos se conservan actualmente en el Centro en diversas dependencias. Las fechas en que están realizados los dibujos comprenden los años desde 1859 al 1888. Las láminas aparecen organizadas conforme a los contenidos impartidos, firmadas por el profesor Borrell y por los alumnos que las realizaron, a menudo estos estudiantes formar parte del cuadro de honor de su curso.


Los mejores alumnos del San Isidro son los que habían obtenido sobresaliente, tanto en la enseñanzas de régimen general como en los estudios de aplicación: eran premiados con lo marcado por la ley.

Art 96 Habrá premios ordinarios y extraordinarios. Los ordinarios consistirán en un diploma especial y una obra encuadernada de literatura o de ciencias, serán la sección a la que corresponda la asignatura.
Los extraordinarios, en un diploma y en la dispensa de los derechos del grado de Bachiller en artes, o del título pericial cuyos estudios haya seguido el alumno
Art 97: Se dará un premio ordinario en cada asignatura y podrán aspirar a el los alumnos examinados en el Instituto que hayan obtenido la nota de sobresaliente en los exámenes ordinarios del curso” 

Además, los estudiantes obtenían un honor extra: sus nombres se estampaban en un cuadro de 50 x 70 cm que se colocaba en las dependencias del Instituto; se les concedía una medalla por asignatura, cuyo precio aparece en una de las memorias administrativas: 16 medallas de plata con sus cintas y cosido correspondientes 76 escudos y 800 milésimas 

Hoja de presentación de uno de los cuadernos de láminas





La colección de láminas es extensa y rica resumimos en este cuadro  los ejemplares que existen y su localización.




En el Museo actualmente se encuentra expuesto el correspondiente a la Exposición de Universal de Barcelona de 1888
También encontramos expuestos, materiales educativos libro de láminas del ptofesor Samuel Maña, y cuaderno de láminas de la estudiante María Cecilia Ruiz Valencia de 1934 donados por su hija


Láminas de la alumna María Cecilia Ruíz Vaalencia




 
Ejercicios de Dibujo curso 1924-25



Bibliografía:
Archivo General de la Administración, Expedientes personales 32/8018 expediente 21 y 22, historial de Mariano Borrell Folch.

Archivo General de la Administración, Instituto San Isidro Madrid (5)16   32 /9233 a 92 36.

Archivo del Instituto San Isidro Expediente personal del Profesor Mariano Borrell y Folch

Bermúdez Abellán, José (2005): Génesis y evolución del Dibujo como disciplina básica en la Segunda Enseñanza (1836-1936), Murcia, Universidad De Murcia Departamento de Teoría e Historia de la Educación.

Borrell y Folch, Mariano (1880): Ejercicios de dibujo lineal a pulso, Madrid, Imprenta Estereotipia y Galvanoplastia de Aribau y Cª.;

Borrell y Folch, Mariano (1866-1875): Tratado teórico y práctico de dibujo con aplicación a las Artes y a la Industria,  Madrid,  Imprenta Rivadeneyra-Aribau y Cª

Cano Pavon, Jose M. (1998): El Real Instituto Industrial De Madrid (1850-1867): Medios Humanos y Materiales, Málaga, Departamento de Química Analítica, Facultad de Ciencias Universidad de Málaga en LLULL, vol. 21, 1998, 33-62

Carderera, M.: (1863)La Pedagogía en la Exposición Universal de Londres de 1862, Madrid, 
imp. de D. Victoriano Hernando,. 

Catálogo oficial especial de España Exposición Universal de Barcelona, (1888) Barcelona : Imprenta de los Sucesores de N.Ramírez y C.ª

Del Pozo Andrés, María del Mar ( 2010): Presencia de la Pedagogía Española en las Exposiciones Universales Del XIX .Recuperado de: http://hdl.handle.net/10366/79320
García Melero, José Enrique (2002) Literatura española sobre artes plásticas, Madrid, Ediciones Encuentro ,Volumen 2

Gomez Redondo María José y Mayo Vega (2013) Luis Las láminas de dibujo del Instituto San Isidro en las Exposiciones Universales y la labor docente de Mariano Borrell y Folch.  En Gonzalez de la Lastra Instituto San Isidro, Saber y patrimonio, CSIC, Madrid 
    
Lasheras Peña, Ana Belén (2009): España en París: La imagen nacional en las exposiciones universales 1855-1900. Santander, Universidad de Cantabria, Departamento de historia moderna y contemporánea
  
Navarro Jurado, Alfonso: Historia Del Instituto De Segunda Enseñanza San Isidro De Madrid 1845-1936

Memorias digitalizadas del instituto San Isidro:  Memoria correspondiente a los cursos 1858-1875. Recuperado de http://bvpb.mcu.es/es/catalogo_imagenes/grupo.cmd?path=21000154

Memoria correspondiente a los cursos 1875-1885. Recuperado de http://bvpb.mcu.es/es/catalogo_imagenes/grupo.cmd?path=21000191

Memoria correspondiente a los cursos 1885-1895. Recuperado de http://bvpb.mcu.es/es/catalogo_imagenes/grupo.cmd?path=21000196

Revista La Enseñanza (1868)  Bibliografía: Tratado teórico y Práctico de Dibujo por Don M. Borrell
Madrid 25 Marzo  nº 60 año IV pag 189 

Simón Díaz, José  (1952): Historia del Colegio Imperial de Madrid, Madrid, Consejo Superior de Investigaciones Científicas Instituto de Estudios Madrileños, 

Utande Igualada, M (1964): Planes de Estudio de enseñanza media (1787-1963),  Madrid. Ministerio de Educación Nacional, Dirección General de Enseñanza Media.







sábado, 25 de octubre de 2025

El hombre clástico en el Museo Del Instituto San Isidro

En el museo del Instituto San Isidro contamos con 2 modelos de hombre clástico  El modelo de tamaño natural y otro de escala reducida de 1 metro de alto, ambos modelos llegaron a finales del XIX con el objetivo de disponer para la enseñanza de  los mejores medios de la época.

Dos hombres Clásticos


modelo clástico que quiere decir desmontable

Hombre Clástico

Los modelos anatómicos desmontables de Auzoux sirvieron en su época para no depender de cadáveres o de  especímenes frescos y superaron a los modelos de cera por su facilidad de manipulación, que eran más frágiles y perecederos.

Louis Auzoux (1797-1880) fue un doctor francés que en 1820 comenzó a elaborar modelos anatómicos de papel maché para el estudio de la medicina. En pocos años logró un tremendo éxito comercial y comenzó a elaborar topo tipo de maquetas relacionadas con el estudio de las ciencias naturales.

El hombre clástico es el mayor avance en su época en cuanto al estudio de la anatomía. Al parecer, el primer prototipo data de 1830 y medía 1,95 metros de altura. Estaba constituido de 129 piezas con más de 1.100 detalles anatómicos. Estaba realizado en cartón-piedra modelado (papel maché) en moldes de plomo recubiertos con madera. 

Con gran detalle, se recreaba en la representación de vasos y nervios, elaborados con cáñamo encolado, y membranas conjuntivas, fabricadas de tripa o vejiga de buey. Fue producido en serie hasta bastante tiempo después de fallecer Auzoux y el más antiguo de los ejemplares que se conservan se encuentra en Florencia y fue realizado en 1838. En el año 1827 el médico Manuel Hurtado de Mendoza menciona en sus tratados de anatomía los modelos de Auzoux y habla así de ellos:

Cada una de sus piezas anatómicas es una verdadera obra maestra, es la naturaleza misma; no hay en ellas un solo músculo, una arteria, una vena que no estén tan perceptibles como en el cadáver. Las piezas del Dr. Auzoux hacen fácil, al mismo tiempo que agradable, el estudio de la anatomía y puede que con ellas se vean realizados los deseos de los filósofos más esclarecidos, de ver que se enseña esta ciencia en el seno de los colegios.  

1869 fecha de fabricación de esta figura

Materiales con los que están realizados los modelos de papel maché del doctor Auzoux

Es sorprendente el buen estado de conservación general que mantienen estos modelos pese ha que han sido manipulados durante 150 años. Los modelos de papel maché se conservan en mejor estado que aquellos construidos en materiales como la escayola que, en su mayoría, presentan alguna pérdida por fractura.
Estos modelos  sobresalen por su buen estado a pesar del material (mezcla de papel) supuestamente modesto con el que están fabricados. Este material, gracias a su poco peso, flexibilidad y resistencia, ha resultado idóneo para su conservación.
La composición exacta de esta mezcla de papel es desconocida, siendo uno de los secretos de su fabricación. Lo que conocemos es que se trata  de una serie de capas de cartón paté, pulpa de papel y vendas sobre un esqueleto metálico, que lo dota de gran resistencia mecánica, recubierto por papel alisado, pigmentos y una cola de origen animal de naturaleza colágena. 


Restauración de Una de las Piezas del Hombre clástico

Adquisición de los Modelos Clásticos por el instituto San Isidro



La compra de material didáctico durante el siglo XIX es uno de los objetivos prioritarios de los Institutos. Manuel de Galdo, Director del Instituto San Isidro, se traslada a París en 1877 para la compra de material didáctico para el Centro. En ese mismo año se consigna en las memorias y documentos del Instituto la llegada de nueve modelos más de Auzoux.


El hombre clástico en el Museo del Instituto San Isidro

No obstante en el catálogo de 1876 existente en el Instituto ya aparecen 14 modelos didácticos, debidos a la adquisición de material científico por Sandalio de Pereda. Este material didáctico era muy caro, los modelos más baratos costaban 15 FRF (francos franceses) y los más costosos, eran los del hombre, con un precio de 3000 FRF y el del caballo, de 4000 FRF.

Por hacer una comparación, el salario medio de un obrero en Francia era de 200 FRF y 1/2 kg de pan de primera calidad era de 0,22 FRF. Otros modelos como son el del corazón de adulto y el del ojo costaron 50 FRF y 60 FRF, respectivamente. Hay que tener en cuenta que, según M. Sabaté, la equivalencia entre francos y pesetas era de 106 pts/100 FRF.


Primera restauración exterior 2010 con motivo de la apertura del Museo





Figura sin las vísceras del abdomen

Abdomen abierto con las vísceras


Restauración de las piezas interiores 2012
En la Escuela de Restauración de Madrid

Portada del cuadernillo explicativo del hombre clástico

del Dr. Auzoux. Constituido por 92 piezas desmontables y 1750 partes

identificadas y numeradas.



Con el interior abierto



Cuerpo cerrado


Inauguración del Museo del Instituto San Isidro



Bibliografía

Aragón, Santiago (2011): «La sólida permanencia de los objetos. Una nueva vida para los

gabinetes históricos de ciencias naturales en los institutos de enseñanza secundaria»,

CEE participación educativa, número extraordinario, pp. 66-76.



Aragón, Santiago (2012): «Historias de objetos que cuentan historias: plantas, rocas y animales

en los institutos históricos madrileños», en Leoncio López-Ocón, Santiago Aragón

y Mario Pedrazuela (eds.), Aulas con memoria. Ciencia, educación y patrimonio en los

institutos históricos de Madrid (1837-1936), Madrid, CEIMES-Doce Calles-Comunidad

de Madrid, pp. 105-116.


Degueurce, Christophe (2012): Cors de papier: L´anatomie en papier mâché du Docteur

Auzoux, París, Editions de la Martinière.

Fermín Viejo Tirado,   Los modelos anatómicos en la enseñanza de la anatomía humana


García Fernández, Isabel M.ª et al. (2009): «Función, uso y exposición: El caso de los

modelos anatómicos del Fr. Auzoux», IV Congreso del GEIIC, Cáceres, 25, 26 y 27

de noviembre de 2009.


Hurtado de Mendoza, Manuel (1827): Tratado elemental completo de anatomía general, Madrid, pp. 42-43.


Instituto de San Isidro (ca. 1876): Cursos académicos de 1858 á 1875. Colección de Memorias,

Madrid.


Martín Villa, Rafael  Las lecciones de Auzoux. Modelos didácticos franceses en los institutos de enseñanza secundaria españoles. en Los increibles Modelos del Doctor Auzoux, Ediciones Complutense, Madrid.


Martín Villa, Rafael  y  Píñar Gallardo, Isabel  Naturalezas artificiales. Investigación y restauración de modelos didácticos del gabinete de Historia Natural del Instituto de San Isidro. 


Mayoni, M. Gabriela (2011): Puesta en valor de bienes culturales en el Colegio Nacional

de Buenos Aires, Buenos Aires, tesis de licenciatura en conservación y restauración

de bienes culturales IUNA.


Musée de l’Ecorché d’Anatomie (en http://www.musee-anatomie.fr/indexFR.htm).

Sabaté Sort, Marcela (1993): «Tipo de cambio y protección en la economía española a

principios de siglo», Revista de Economía aplicada, n.º 1, pp. 67-86.


Sabaté Sort, Marcela (1993): «Tipo de cambio y protección en la economía española

a principios de siglo», Revista de Economía aplicada, n.º 1, pp. 67-86, p. 70.


Wilson, Wendell E. (2013): «Mineralogical Record Biographical Archive» (disponible en

www.mineralogicalrecord.com

sábado, 11 de octubre de 2025

Trabajos de estudiantes en el Instituto San Isidro

 En la planta baja den Museo del Instituto San Isidro se sitúan varias vitrinas de trabajos del alumnado

Vitrina de trabajos de estudiantes


Destacamos los trabajos de Historia presentados a la Exposición Universal de Barcelona de 1888

Los dos trabajos que se conservan, de los cuatro originarios que se  presentaron a la Exposición Universal, tienen el mismo título «Atlas de Geografía histórica» y fueron realizados por los alumnos Antonio Ramos Anguiano y Víctor F. Herrero y Díez de Ulzurrún.

Atlas realizado por Antonio Ramos Anguiano



Atlas realizado por el alumo Víctor F. Herrero y Díez de Ulzurrún



Proyectos escolares 1900-1936

Se han conservado en el departamento de Biología interesantísimos proyectos escolares:

La  Industria del yeso

Compuesto de cuadernillo explicativo y maqueta del horno y los materiales producidos y las materias primas de la industria del Yeso

proyecto maqueta de una industria de yeso

La abeja (Apis mellifica)

Compuesto con una vitrina donde se muestran los elementos de la colmena a pequeña escala, las abejas obreras y zánganos  y los productos que se obtienen cera, celdillas y distintos tipos de miel. Trabajo realizado por el alumno Sebastian Hernandez bajo la supervisión del Catedrático Juan Dantín Cereceda

La Abeja Proyecto escolar
Otros trabajos y cuadernos de clase:

Ejercicios de biología

Diario de clase


Fotos de la asignatura de Gimnasia

Trabajos de Elena Paunero, alumna y posteriormente profesora 



Elena Paunero Ruiz (1906-2009) fue una botánica, agrostóloga, conservadora de museo y micóloga española. Se educó y formó en Madrid, obteniendo el bachillerato en el Instituto de Enseñanza Secundaria San Isidro. Ingresó en la Real Sociedad Española de Historia Natural en 1926, a la edad de 20 años. En 1926 se licencia en la Facultad de Ciencias Naturales con sobresaliente y premio extraordinario. ,tras haber realizado unas estancia de estudios en Francia. Se doctoró con premio extraordinario en la Universidad de Madrid en 1929, donde escribió su tesis sobre los Micromicetos que forman moho de los cultivos.
Paunero realizó experimentos relativos a la germinación de las esporas de los hongos Erisifales, fruto de cuyo estudio publicó sus investigaciones en el Boletín de la Real Academia de Historia Natural, en 1927. Ese año, se incorporó a la sección de fitografía del Real Jardín Botánico de Madrid. Como conservadora, se dedicó al estudio de las gramíneas autóctonas españolas. En 1948 creó el laboratorio de agrostología, del que llegó a ser jefa. También impartió clases en la Universidad de Madrid desde 1940 sobre fitografía y geografía botánica y también, de 1941 a 1949, sobre ecología vegetal. En 1962, Ruiz pasó a dirigir la Sección de Herbario del Jardín Botánico.

Elena Paunero Ruiz 




Trabajos  y cuadernos  1940 a 1960






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Profesores del Colegio Imperial y los Reales Estudios de Madrid

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