Los gabinetes de curiosidades (también conocidos como
Wunderkammer o "
cámaras de maravillas") surgieron en Europa entre los siglos XVI y XVIII. Eran espacios privados, generalmente organizados por nobles, eruditos o comerciantes adinerados, donde se coleccionaban objetos raros, exóticos o “maravillosos”, provenientes de la naturaleza, el arte, culturas lejanas o incluso de lo desconocido.
Se dividían en cuatro grandes categorías:
Naturalia: elementos naturales (minerales, animales disecados, conchas, fósiles).
Artificialia: objetos creados por el ser humano (instrumentos, reliquias, artefactos).
Exotica: objetos de culturas lejanas o desconocidas para Europa.
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Varios cocodrilos, serpientes, mandíbulas de tiburón en el Museo del Instituto San Isidro |
¿Cómo se relacionan los gabinetes de curiosidades con el coleccionismo científico?
A medida que el pensamiento científico fue evolucionando (particularmente con la Ilustración en el siglo XVIII), los gabinetes de curiosidades comenzaron a transformarse en colecciones científicas más sistemáticas.
Del asombro al conocimiento estructurado:
Inicialmente, estos gabinetes buscaban despertar maravilla; pero poco a poco se volvieron una forma de organizar y entender el mundo natural, dando lugar a colecciones con valor científico.
Nacimiento de las disciplinas científicas:
Antecesores de los museos científicos:
Algunos gabinetes evolucionaron en instituciones públicas. Por ejemplo, muchos museos de historia natural tienen su origen en antiguas Wunderkammern, ya que ofrecían un acervo ideal para la enseñanza y la investigación.
Metodología científica emergente:
El coleccionismo pasó de ser estético o exótico a ser riguroso y analítico. Se comenzaron a aplicar principios de clasificación (como los de
Linneo), medición y documentación.
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Aula de Ciencias Naturales en el Instituto San Isidro 1914 Presenta ejemplares de tortugas, cocodrilo y serpientes disecados. |
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Gabinete de Biología 1914 del Instituto San Isidro muestra esqueleto humano, buitre disecado, cabezas frenológicas, colecciones de aves y minerales
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Gabinete de Física y Química del Instituto San Isidro |
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Gabinete de Agricultura del Instituto San Isidro |
Láminas rostrales del Pez Sierra (Pristis pristis)
El
pez sierra pertenece a los
elasmobranquios, subclase de peces cuyo esqueleto es cartilaginoso, donde se encuentran tiburones y rayas. Su nombre científico deriva del griego "
Pristis", sierra. Presentan un cuerpo aplanado de color gris oscuro a marrón dorado, blanquecino en la superficie ventral. Pueden llegara medir más de siete metros de longitud y pesar hasta 400 kilogramos.
En la zona anterior poseen la lámina rostral, un alargado órgano en forma de sierra que puede medir hasta el 30% de la longitud total del animal. Está formado por un cartilago resistente bordeado a lo largo de sus lados per hasta veinte pares de dientes dérmicos.
La lámina rostral ayuda al animal a cazar, al golpear y aturdir a los peces. Además le sirve para excavar en el fondo marino y buscar alimento, como crustáceos y moluscos, gracias a la presencia de poros sensoriales que detectan los campos eléctricos de presas cercanas. Juega, asimismo, un papel defensivo para disuadir a los depredadores y competidores.
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Lámina rostral de Pez Sierra en el Museo del Instituto Padre Suárez de Granada |
Es propio de las regiones circumtropicales del océano Pacífico y Atlántico, donde vive a profundidades de 0 a 60 metros. Se ha registrado la presencia de este animal en el Mediterráneo de forma esporádica, como muestran capturas realizadas entre 1573 y 1966 en España, Francia e Italia. Es una especie migratoria y, los adultos, cuando alcanzan la madurez sexual, a los 8 a 10 años de edad. se desplazan desde zonas marinas costeras y estuarios río arriba para reproducirse recoriendo cientos de kilómetros.
Son ovoviviparos, es decir, los embriones se desarrollan dentro de huevos que permanecen en el interior del útero de la madre hasta la eclosión, lo que ocurre justo antes del nacimiento.
Se encuentra en peligro critico de extinción según la lista roja de la IUCN (Unión Internacional para
la Conservación de la Naturaleza) y sus poblaciones se han visto reducidas más de un 80% en los últimos setenta años. Ello es debido a la pérdida de su hábitat y a la sobrepesca.
Sus aletas y su came son muy apreciadas. Su pesca se facilita mucho ya que se enganchan con facilidad con su lámina rostral en las redes de pesca.
Su baja frecuencia de reproducción, unida a la gestación prolongada, de varios meses y a tener camadas pequeñas, de entre siete y catorce crías, dificulta la recuperación de esta especie.
Por desgracia, el comercio ilegal de su lámina rostral para coleccionismo sigue existiendo en América Central y Sudamérica.
Bibliografía
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