domingo, 28 de mayo de 2023

No me da miedo abrir puertas

 En este año de experiencia como guía del museo, he aprendido mucho y he disfrutado mucho. He aprendido a hablar sobre un tema y a mantener la atención de los visitantes, que puede ser muy difícil especialmente con los grupos numerosos. Es importante saber adaptarse a tu público: a veces viene gente muy culta que espera que le sueltes una larga parrafada sobre historia y tienes que saber hablar con confianza, y otras veces los visitantes tienen prisa y debes escoger unos pocos datos curiosos y renunciar a parte de la información.

La edad de los visitantes también es una variable a tener en cuenta, con los niños hay que dirigirse a ellos directamente y hacerles preguntas para que no pierdan el interés mientras que la gente muy mayor casi siempre empezará a contarte su propia experiencia casi invirtiendo los roles de guía y visitante. He aprendido a aburrirme, y a pasar el rato con otros compañeros cuando no viene mucha gente, pero también hay que estar preparada para grupos muy numerosos cuando hay pocos guías y no se pueden dividir. Por eso es muy importante la organización entre compañeros y que haya un buen ambiente. 

Lo mejor es enseñar el museo por parejas o tríos, así nos podemos ayudar si uno se queda en blanco y aprendemos unos de otros. Cada uno conoce unos datos y hechos diferentes y tiene una forma única de contarlos, por eso la mejor manera de aprender a hacer la visita y mejorar es escuchar a otros y compartir conocimientos. Me encanta presumir del museo delante de familia y amigos y siempre los invito a pasarse una tarde.


Una experiencia muy interesante y enriquecedora fue el préstamo de muchas piezas al museo del traje para la exposición sobre el doctor Auzoux. Aprendí mucho sobre museística y lo que hay más allá de simplemente hablar de una obra. La distribución de las piezas dentro de una vitrina y la iluminación son tan importantes como lo que se cuenta sobre ellas, o más todavía. Tuvimos que enfrentar el difícil reto de redistribuir las piezas para que no se notara lo mucho que había mermado la exposición. Y más tarde el reto todavía más difícil de volver a colocarlas de forma que cupieran todas (o casi todas). Además de tener la oportunidad de manipular piezas con mucha historia y de decidir su distribución, también pudimos desmontar y estudiar los diferentes modelos anatómicos y admirar la complejidad de su fabricación. Fue muy divertido.
En resumen, enseñar el museo de mi instituto ha sido una experiencia increíble, me siento muy afortunada de formar parte de la historia de un sitio tan especial y con ganas de seguir desvelando sus misterios a pesar de las historias de fantasmas. En el museo hay demasiadas puertas bajas de madera cerradas, y estoy dispuesta a descubrir lo que esconden detrás. 


                                                                                                        Asia Pernas Díaz 1ºF





No hay comentarios:

Publicar un comentario

Actividades Complementarias Días 18 al 20 de Junio

 Se realizaron actividades complementarias organizadas desde todos los departamentos para favorecer un  acercamiento a las diferentes discip...